En prosa?
inquieto.
da vueltas en la cama y siente como la sabana lo va apretando. De un momento a otro el espacio se reduce, se cierra sobre su cuerpo, tuerce sus brazos, aprieta sus costillas, gira y corta la circulación.
él patea y grita, intentando escapar. La presión se reduce y calma su respiración, el sudor aun corre, pero se enfría rápido. Despierta, ahora tembloroso, afiebrado. Mira el reloj y es aun de madrugada.
Pero ella estaba ahí, justo detrás de sus ojos.
El techo, las sombras difusas de esa hora en la que comienza a haber luz. Se sienta, recordando, juntando recortes.
Ya de pie, va paseando por la pieza, sube las cortinas, entrecierra los ojos y mira afuera más nubes para sus días.
El frío se expande desde su cuerpo, irradia lamento. Alcanza la puerta, se cubre con algodón y colores, cada escalón al verlo se desliza un poco mas abajo; los pasos son saltos mortales.
La cocina, lo recibe verdosa, submarina. Masca cereales, traga café, que baja haciendo burbujas.
El agua que cae ahora sobre su cabeza y bajo sus ojos se confunde, se mezcla y las nauseas lo inundan. El agua hierve, pero solo hay mas frío. Autómata seca su pelo, combina oscuro con mas oscuro y los zapatos, siempre atados los cordones.
La recuerda dos segundos y cierra la puerta tras de si.
jueves, 8 de noviembre de 2007
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3 comentarios:
me encanta...
nada más q decir...
(L)
:)
Tildes!
Lo único, lo único... Lo demás brilla.
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