Reporte Mayístico

eran tiempos de luces en media noche. al lado, una copa media vacía con vino de especie dudosa.
eran tiempos donde dirigía el fusil de una rata, del sol, del paso en intervalos reales - en el semi-estricto sentido de la palabra- de blancas. Nota de vida: no confundir vino y arte.
... cuando la utilidad era útil, no -able.
cuando el adjetivo creó lo real, siendo lo irreal parte de una realidad ilusa. sí, señores, ilusa.
eran tiempos en los que el eco fluorescente despedía mi canto en una semifusa candente, y su ardor -era- era el lápiz que hoy, borracho, relata mi verdad.
era el piano,
era el trilladísimo tango.

- hay gente que acumula tanto tiempo
- el lápiz le hace el amor a mi hoja desesperadamente olvidada
- pelea aparentemente irreversible v/s la sirena culpable de lo íntimo
- no se destapa la sutil censura por la vida en sociedad. Pero cuando, de pronto, insisto, borrachas surgen, hasta la letra cambia. hoy se hace redonda, coqueta con su iris claro, un arcoiris FATAL. y luego, al leerlo, parecen ser simplemente un testimonio hormonalment eegoísta
- ay, lector, si supieras tú mis secretos. y es que el remolino y su punto suspensivo narra más de lo que jamás podré prosar -secretamente-
- así que
- al fin y al cabo, son sólo falacias, nada de divinidad aunque cada palabra
- ocupe un lugar en esta
- porción delirante de hoja, cada una un núcleo fundamental, interpretable
- y sobretodo
- desechable.

A modo de ejemplo: hice que la luz cesara y hacer más sincera mi declaración, pesadillé mi noche con mi boca perdida con el anis de una semifusa candente (sí, de nuevo) y agónica. Es fuerte. Borrar eso.

Mi orgasmo asciende por un limón seco, mi dedo se infecta con tinta en una herida surrealmente astricta. hoy llena mi hoja el cansancio de mi brazo.
y mis manos
ausentes
famélicas
enfermas
susurran delirios de un neumático personalizado
adiós.
algo más sincero, imposible.

PONGANFECHA, SEÑORITAS, QUEDELACASADELASHOFISOMOS.